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Tai-Chi y Salud

 

En el año 2003 unos alumnos de la Escuela Universitaria de Enfermería de Albacete realizaron un estudio que pretendía aportar evidencias fundamentadas del papel beneficioso que el Tai-Chi tiene en distintos aspectos biológicos y psicológicos en practicantes mayores de 65 años, un tramo de edad que acusa con frecuencia trastornos de salud de muy diversa índole.
Entre los motivos para el desarrollo de este estudio, destaca sobre todo que el Tai-Chi está siendo reconocido en todo el mundo por sus efectos beneficiosos para el cuerpo, la mente y el espíritu, de donde nace el deseo de verificar empíricamente ciertas evidencias que se ponen de manifiesto con su práctica diaria como, por ejemplo, que sus movimientos fortalecen los cambios fisiológicos y ayudan a la capacidad de autoreparación del cuerpo.


Practicando Tai-Chi en el Santuario de Cortes. Foto de Pedro Pérez Iniesta.


Por expresarlo en un modo muy conciso, en el Tai-Chi el cuerpo se relaja de manera natural dando prioridad a la flexibilidad. Durante su ejecución el practicante debe mantenerse siempre con el tronco recto, moverlo con agilidad y mantener posiciones firmes y seguras. La respiración debe ser profunda y pareja, y debe estar bien coordinada con los movimientos de apertura y cierre de las posturas, y la mente permanece tranquila pero alerta y la conciencia debe dirigirse al cuerpo. Todo el cuerpo se mueve como una unidad teniendo a las piernas como base y a la cintura como eje. Los movimientos son suaves, lentos y durante la ejecución de la forma (tabla de ejercicios) se deben mantener las rodillas semiflexionadas; solo de ésta manera se libera el peso de la columna. Durante el proceso de aprendizaje del Tai Chi es importante aprender los movimientos, pero más lo es desechar los que resulten inútiles. Es una vuelta a la simplicidad. Es bueno señalar que el Tai Chi Chuan no posee contraindicaciones, razón por la cual puede ser practicado por personas de todas las edades.

A continuación se ofrece un resumen de los aspectos fundamentales de dicho trabajo, así como de sus resultados.

Para su puesta en práctica se recurrió a la evaluación dos grupos de personas, practicantes de Tai-Chi (grupo experimental) y no practicantes (grupo control). Este último grupo era necesario para establecer las debidas comparaciones, de forma que se pudiera interpretar, en caso de hallar evidencias en esa dirección, que efectivamente los indicadores de salud encontrados en las practicantes de Tai-Chi se debían a la práctica de esta actividad. La evaluación se realizó a través de una prueba escrita y de la valoración individual de algunos aspectos físicos.

El primer paso consistió en seleccionar en ambos grupos a aquellas mujeres mayores de 65 años. Se descartó la participación de varones porque su reducido número podría haber supuesto un sesgo a la hora de interpretar los resultados.
Las integrantes del grupo experimental se seleccionaron de entre las que habitualmente practican 2 horas de Tai-Chi semanales en el centro de la tercera edad situado en la calle Ávila, en Albacete, y las del grupo control de entre un grupo de mujeres que, asistiendo habitualmente a misa en la Parroquia de N. S. de las Angustias, también en Albacete, afirmaron no practicar ningún deporte (para evitar posibles sesgos experimentales).



Grupo de practicantes de Tai-Chi. Foto de Ana Barnés.


La práctica de Tai-Chi se consideró como variable independiente y los distintos aspectos psicobiológicos medidos (tensión arterial, frecuencia cardiaca, coordinación, equilibrio y movimiento en las articulaciones, ansiedad, depresión, memoria, atención y locus de control) como variables dependientes, evaluados a través de un cuestionario que se elaboró teniendo en cuenta las características tanto de los sujetos estudiados como de las circunstancias del estudio, además de unas sencillas pruebas físicas.
Las instalaciones utilizadas fueron el hall, sala de Tai-Chi y primer piso del centro de mayores situado calle Ávila, y los locales pertenecientes a la Parroquia, así como la Parroquia misma.
Los datos físicos fueron registrados según el número asignado a cada sujeto, coincidente con el registrado en su cuestionario con el fin de asociar posteriormente los resultados físicos y psicológicos. Dichos datos fueron:
- Primera toma de tensión y pulso en reposo.
- Ejercicio físico moderado: subir y bajar 15 escalones.
- Segunda toma (inmediata) de tensión y pulso.
- Valoración de
- Articulaciones: mediante rotación de rodillas
- Equilibrio: mantenerse sobre una pierna al menos durante ocho segundos sin perder el equilibrio
- Coordinación: levantar alternativamente un brazo y la pierna contraria.

Por su parte, los cuestionarios recogían aspectos generales relacionados con:
- locus de control , por ejemplo "Cualquier cosa que esté perjudicando mi salud es responsabilidad mía"
- memoria, por ejemplo "Tengo buena memoria"
- depresión, por ejemplo "A menudo me siento triste"
- evaluación de la auto percepción, por ejemplo "Estoy satisfecho con mi vida actual"

También contemplaban la discriminación entre hacer ejercicio físico o acudir con regularidad a la iglesia.

Los resultados mostraron que los niveles de ansiedad y depresión fueron significativamente mayores en el grupo control (no practicantes de Tai-Chi).

También se observó que el nivel de memoria y atención fue mucho mayor entre las alumnas de Tai-Chi (grupo experimental).

Respecto al locus de control, en el grupo experimental predominó un locus interno con un 58 % y en el grupo control el predominante fue el locus externo azaroso con un valor de 47.05%.

En cuanto a la valoración física en los ejercicios de coordinación, equilibrio y movimiento de articulaciones, el grupo experimental pasó satisfactoriamente las pruebas casi en su totalidad, mientras que el grupo control no alcanzó su realización en un 50%.

En lo referente a la tensión arterial y frecuencia cardiaca antes y después del ejercicio no se desprendieron diferencias significativas entre ambos grupos.

A partir de estos resultados, las conclusiones del estudio aceptaban la hipótesis inicial de que el Tai-Chi resulta beneficioso para la salud desde el punto de vista físico y psicológico.


Cheng Man Ching. Maestro de Tai-Chi Chuan



Ana Barnés Martínez
Gerardo Paños Navarro
Andrea Martínez Vicente
Mª Carmen Martínez Gutiérrez

Enfermeros