TAI-CHI Y REEDUCACIÓN POSTURAL
Como practicante de Tai-Chi desde hace varios años, y como fisioterapeuta especializada en RPG (Reeducación Postural Global, método de fisioterapia que trata las patologías y las deformidades del cuerpo de una forma global y respetuosa), quiero aportar mi opinión acerca de las ventajas de la práctica del Tai-Chi y del Chi-Kung.
Cuando empecé a hacer Tai-Chi me llamó mucho la atención
comprobar que las frases de corrección en las clases coincidían
exactamente con las correcciones verbales y manuales que hacemos los terapeutas
de RPG a los pacientes en la consulta. Citaré algunos casos concretos.
En Tai-Chi se requiere:
• El apoyo correcto de los pies en el suelo; es preciso establecer un
buen contacto que sirva de base para el equilibrio del resto del cuerpo, distribuyendo
el peso sobre la planta del pie de forma homogénea, sin volcar el pie
hacia un lado.
• La colocación de las rodillas sin torsiones nocivas. Aunque muchas
personas tienden a girar las rodillas hacia dentro, hay que tratar de llevarlas
a una posición de alineación correcta respecto a los pies para
no sobrecargar las articulaciones.
Apoyo incorrecto del pie |
• La adecuada posición de la pelvis y el sacro; a veces al adoptar
la postura del Tai-Chi, con las piernas flexionadas y abiertas, algunas personas
se quedan con la espalda arqueada y los glúteos hacia afuera (con el
“culo respingón”). Para corregir eso, hay que quitar la tensión
de la zona lumbar y las caderas, dejando que el sacro adopte una posición
vertical, como si la gravedad tirase de su extremo inferior, pero sin esconder
demasiado las nalgas, es decir, sin llegar a hacer fuerza ni con los glúteos,
ni con los abdominales.
• La respiración diafragmática, hinchando solamente el abdomen,
sin tensiones en el tórax ni en los hombros. Esas tensiones se producen
cuando se realiza la respiración torácica subiendo el pecho y
los hombros en cada inspiración. Hay que permitir a la gravedad que nos
ayude, dejando sin tensión la caja torácica (costillas), los hombros
y los brazos, facilitando que el aire entre sin frenos hasta las zonas más
bajas de los pulmones.
• La columna vertebral con sus curvas correctas, sin excesiva curvatura ni tampoco recta como un palo rígido. Debería ser como si un hilo nos hiciera crecer hacia el cielo desde el cráneo, dándole a la columna ligereza, soltura y quitando compresión a sus articulaciones.
• La cabeza erguida, lo más alineada posible con el tronco, sin tensar para ello el cuello, siguiendo la dirección del tronco, sin giros ni inclinaciones y con la mirada horizontal.
Todas esas correcciones se realizan respetando los límites corporales,
poco a poco y sin forzar, a medida que el cuerpo va alcanzando más elasticidad
y armonía, con suavidad, tiempo, paciencia y conciencia.
Otros aspectos positivos de la práctica del Tai-Chi y el Chi-Kung, aparte
de la mejoría y concienciación de la postura son: la reeducación
de la respiración, la coordinación y suavidad de los movimientos,
el equilibrio, el fortalecimiento de los miembros inferiores (las piernas),
la orientación del cuerpo en el espacio, la ejercitación de la
concentración y la memoria, etc.
Todo ello aporta unos beneficios tanto corporales como mentales muy valiosos
para personas de cualquier edad, pero puede suponer un cambio espectacular en
personas mayores o aquejadas de alguna dolencia, por ejemplo, de tipo articular,
que les impida realizar otro tipo de ejercicio físico que no mime tanto
las articulaciones como lo hacen el Tai-Chi y el Chi-Kung .
Así pues, el Tai-Chi nos ofrece una forma de actividad física
sumamente sana y recomendable para todas aquellas personas que deseen mejorar
su calidad de vida.
Pilar Velasco Climent
Fisioterapeuta